La cerámica incaica no fue la primera en desarrollarse en nuestro país. Desde mucho antes, miles de pequeñas civilizaciones empezaron a conocer y dominar el arte de la cerámica.
Poco se conoce acerca de ello. Es más, la cerámica que se desarrolló en el incanato adoptó diversas técnicas, diseños y métodos excelentes de dichas civilizaciones.
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En resumen, se podría decir que la cerámica inca es una síntesis de todos los aportes de las pequeñas culturas anteriores. ¿Qué técnicas empezaron a dominar? ¿Cuáles eran sus principales funciones? En las siguientes líneas, hablaremos más de ello.
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Introducción
Como todo inicio, apogeo o descubrimiento, la cerámica inca empezó por la producción en masa. Para facilitar su producción en serie, se dedicaban a emplear una gran cantidad de moldes.
A su vez, estos solían ser decorados en diferentes tonos, tales como el marrón, sepia, rojo, negro, azul, lila, amarillo, verde, rosado, gris, blanco, anaranjado y morado.
¡Incluso, se podían observar combinaciones de tonalidades.!
En cuanto a sus diseños, existía una afición por los estilos geométricos, predominando los rombos, barras, círculos, bandas y triángulos. Más adelante, empezaron a desarrollar formas más clásicas como lo son el aríbalo y los queros.
La cerámica inca tuvo una función utilitaria, sencilla y funcional. Por ello, hubo una división entre sus dos tipos más representativos:
- Estilo religioso ceremonial
- Funciones utilitarias y de producción masiva
Sin embargo, ambos tipos eran fabricados con decoraciones geométricas simples y, en ocasiones, con imágenes estilizadas de animales y de sus actividades diarias.
Cabe mencionar que los incas no empleaban la rueda en el transporte, por eso, era importante que la cerámica incaica sea fuerte, duradera y fácil de transportar.
Una de sus características más particulares, fue el hecho de que su cerámica era policroma. En otras palabras, esto quiere decir que eran precocida con una superficie pulida. Al no conocer la rueda del alfarero, los incas utilizaban moldes con la forma y el diseño de la cerámica. Una vez que terminaban de moldearlo, pulían su superficie y, comúnmente, era pintada en tonalidades como el marrón, naranja, crema, blanco, amarillo y rojo.
Sus llamativos gráficos (aves, felinos, llamas, jaguares, alpacas, abejas, mariposas, diseños geométricos, seres humanos y mitológicos), así como también sus múltiples colores, causan misterio y asombro hasta el día de hoy.
Muchas de estas piezas se exhiben en los distintos museos de Lima. Los más conocidos son:
- Museo Larco
- Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú
Para conocer más acerca de la cerámica incaica, solo basta con acercarse a uno de estos lugares y visualizar sus obras de arte más representativas y recordadas.
Orígenes de la cerámica incaica
Cuando el imperio incaico comenzó a forjar en los Andes, la cerámica ya era un arte muy desarrollado en dicha región. Como era de esperarse, los habitantes de otras civilizaciones ya practicaban la técnica de la creación de alfarería con arcilla desde hace miles de años atrás.
Cuando ellos fueron conquistados por los incas, ya existía un buen número de expertos en la materia. Es así como se dio el sincretismo de conocimiento, es decir: armonizaron y conjuntaron experiencias e ideas.
Evidentemente, este proceso no se dio de la noche a la mañana. Tomó muchísimos años para lograr la absorción cultural y la conquista militar de los pueblos o culturas andinas. De ellos, los incas pudieron recoger aportes culturales, artísticos, económicos, políticos, sociales y demás.
En una de las primeras investigaciones, se pudo detectar la presencia de importantes técnicas de los chimús. A su vez, se puede observar una combinación con el arte mochica y sus grandes características escultóricas. Por su parte, los Tiahuanaco también aportaron cierta influencia, como las técnicas de fabricación y el uso de los vasos ceremoniales como el “kero”.
En la cerámica inca es posible detectar dos corrientes principales:
Primera corriente
Se dice que se derivó de la cultura Chimú con alguna técnica recolectada de los Mochicas. Esta fusión era muy notable debido a que se empleaba la cerámica negra brillante, hecha por alfareros expertos de las costas norteñas del Imperio.
Asimismo, una de sus características más destacables eran las asas como finos estribos terminados, algunas con motivos zoomórficos, mientras que otros optan más por el diseño antropomórfico. Sin embargo, al ser producida en masa, la cerámica no contaba del todo con una excelente calidad.
Segunda corriente
Por su parte, durante este segundo periodo, se puede apreciar un mayor grado de originalidad. Claramente, los diseños incaicos reflejaron unicidad a comparación de cualquier otro material cerámico.
De acuerdo con las investigaciones, se sugiere que los alfareros pertenecientes a esta segunda etapa eran de origen Nazca. Por ello, la cerámica empezó a caracterizarse por la introducción de una nueva forma y estilo conocido como: aríbalo. En pocas palabras, el aríbalo era el nombre destinado a las jarras globulares de cuello alargado.
¿Quiénes producían la cerámica incaica?
Es importante recordar que la cerámica inca se caracterizó por su gran producción en masa. En base a ello, la producción solo se daba de acuerdo con una necesidad tanto para el pueblo como para la élite.
Dentro de los primeros hallazgos arqueológicos, se evidencia una enorme cantidad de moldes. Lo que, en otras palabras, quiere decir que esto les permitió mantener un estándar de producción masiva.
Entonces, al no utilizarse el torno de alfarería, la fabricación de la cerámica pasó a ser una tarea algo más simple.
Toda la obligación la tenían los alfareros profesionales.
En su mayoría, ellos moldeaban su trabajo con las manos.
En cambio, la alfarería fina era solamente destinada a la élite inca. Por su parte, la alfarería popular estaba destinada al pueblo y, por lo tanto, se fabricaba desde sus casas.
En casos más particulares, la arcilla era colocada sobre una placa redonda que luego era puesta a girar con el objetivo de obtener un acabado más fino, dado que los alfareros incas solo utilizaban piedras lisas. Otras de las formas para lograr ese alisado, consistía en hundir piedras y moldes contra la masa de arcilla sobre una plancha de metal.
¿Cuáles eran sus características y formas?
La cerámica incaica se caracteriza por mantener sus superficies pulidas, una fina decoración representativa con tendencia a lo geométrico y el uso predominante de los colores amarillo, negro, blanco, rojo y anaranjado.
Es importante recalcar que las aplicaciones modeladas no fueron tan comunes durante este periodo.
Por otra parte, se descubrió una amplia variedad de formas, tanto de cerámica fina, como del tipo doméstico. Entre los materiales cerámicos más conocidos se encontraban los tipos de cántaros como aquellos con base cónica, ollas con asas lateral, ollas trípodes, platos con asa y pintura interior, tostadores con boca lateral y trípode, entre otros.
Estas formas, y su prestigio alcanzado por la alfarería inca, hizo que en muchos otros lugares se aplicara sus formas y decoraciones. Generalmente, existía una mezcla entre los estilos incaicos, Chimú, Chancay, y demás.
Entre los objetos que trabajaron con mayor medida y dedicación, destacan los siguientes:
El aríbalo
También conocido como urpu, fue la forma más representativa de la cerámica incaica con fines utilitarios. De acuerdo con su forma, es un tipo de cántaro de boca abocinada, cuello largo, cuerpo voluminoso y con base cónica.
En ese entonces, se podía encontrar en diversos tamaños, desde pequeños hasta los que tenían la altura de una persona. Los pobladores más antiguos lo solían llamar maka o puyñun. El término “aríbalo” fue popularizado por los españoles.
Este “urpu” cumplía un fin netamente práctico y utilitario. Este solía ser usado para transportar agua y preparar bebidas como la chica, así como también para almacenar alimentos secos. Aquellos que tenían un tamaño más pequeño, eran usados en ritos ceremoniales, como una forma de darle un pago a la tierra o para ser enterrados junto a los difuntos.
Para poder transportarlo, se pasaba una cuerda por las asas de sus costados y por la protuberancia del cuello, que, en ocasiones, representaba un rostro felino. Posteriormente, se colocaba en la espalda y la cuerda era sujeta con las manos.
El kero
Un quero, o, popularmente conocido como kero, es un vaso ceremonial, habitualmente de madera, con forma troncocónica, más ancho por la boca que por la base y típico de culturas del sur. En la antigüedad, eran denominados bebedor de palo, vaso de palo y cáliz de madera.
Este antiguo recipiente inca tenía como función principal verter líquidos como el alcohol o la chica. Podían ser de madera, cerámica, plata u oro. Solían ser utilizados en las fiestas de los Andes.
En cuanto a su decoración, en la primera capa se cubría con un patrón superficial sobre la copa. Después, dicho patrón era rellenado con una mezcla durable, resistente al agua y que contenía resina. Finalmente, las líneas que se aplicaban se interconectaban, de manera que se creaban formas como los triángulos, cuadrados y diamantes.
Algunos de estos queros, seguían las técnicas tradicionales de la cerámica Pisac, generalmente decorados con diseños geométricos lujosos y pintados a mano. Otros, optaban por ser pintados con escenas narrativas que podrían ser acontecimientos históricos verdaderos.
Siguiendo la tradición de beber en pares, los incas hacían estos vasos típicamente en pares idénticos. Así, ambos queros tendrían el mismo tamaño, forma y decoración. Dichos pares normalmente eran utilizados para ceremonias o regalos.
La producción del quero alcanzó su verdadero apogeo entre los años 1000 y 1200, para después continuar con el contacto español. Si se desea visualizar un quero original, se pueden encontrar algunos de ellos en el Museo Contisuyo de Moquegua.
¿Cómo era su decoración y diseño?
Dependiendo del uso que tendría, se le daba un cierto diseño y decoración a la cerámica incaica. Es así como algunos fueron decorados con diferentes diseños de animales, plantas y figuras geométricas. Por lo general, se utilizaban colores rojos, negros y blancos.
Dado que el imperio incaico abarcó muchas localidades en el país, cada sitio contaba con sus propios diseños influenciados por las costumbres de las culturas previamente conquistadas. A pesar de ello, todas buscaban conservar algo en común con lo cual se identificaban como cerámica incaica.
Diseño
Comúnmente, la cerámica inca se caracterizaba por adornar con cabezas de animales a todas sus vasijas. Hoy en día se puede apreciar muchos cerámicos incas con cabezas de pájaro, llamas, vicuñas, jaguares, alpacas, mariposas y abejas. La elección de qué animal iría en la parte superior del objeto, dependía de motivos populares.
Tipos de cerámica incaica
La cerámica fue el arte más desarrollado por las culturas andinas. Por eso, dentro de la civilización incaica, tuvieron tres grandes tipos:
Cerámica religiosa
Estas obras cerámicas se hicieron principalmente para fines religiosos y ceremoniales en los templos. De preferencia, se realizaban con incisiones de oro y piedras preciosas. Así fue como se crearon los aríbalos. La mayoría de estas piezas cerámicas se encuentran en los museos en perfecto estado.
Actividades diarias
Este segundo tipo fue generalmente realizado para las actividades diarias de los pobladores. Los incas dominaban un proceso de producción masivo y, una vez que se terminaba la producción, las autoridades incas enviaban la producción al imperio. Así, los artesanos fabricaron aríbalos, platos, jarras y demás.
Expresión de arte
En este caso, los incas consideraban arte a todos los objetos que adquirieron mediante su conquista de las tribus. Se dice que dicha cerámica era ocultada por las autoridades incas y era utilizada sólo para ceremonias religiosas en los pueblos en dónde aún se conservaban las costumbres e historias. Está más que claro que este tipo de arte no estaba del todo autorizado ya que mantenía viva la identidad de las tribus conquistadas.
Muy aparte de estos tres tipos de cerámicas, existieron algunos más que eran mezclas de los estilos incas con otras culturales, pero siempre manteniendo la simbología incaica.
Como se ha podido comprender, la fabricación de la cerámica era una parte fundamental en la cultura inca. Tanto las vasijas como los demás objetos de cerámica, por más que se realizaron en masa, mantenían sus características particulares, que, al día de hoy, son motivo de estudio.